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CAPITULO UNO

 

1. Introducción.

 

   ¿Por qué no nos amamos? ¿Este rechazo es natural o es aprendido? ¿Quién nos lo enseñó? ¿Podemos desaprenderlo? ¿No es arrogante amarse? ¿Qué hay de la humildad? ¿Cómo serías si te amaras de forma extraordinaria? ¿Qué harías?

  ¿Qué motivo podríamos tener para que la primera afirmación en público que le hacemos a nuestros hermosos hijos sea: “Has nacido manchado por el pecado”? ¿Cuánta inconsciencia e inercia se necesita para meter en sus inocentes mentes en desarrollo la idea de que son pecadores que serán castigados por sus pecados? ¿Cómo es posible que les inculquemos sentimientos de culpa y vergüenza sobre su cuerpo, si a nosotros mismos nos dañaron tanto? 

   ¿Qué es lo que nos lleva a repetir frases como: “Eres un bueno para nada”, “Nunca vas a llegar a ser alguien en la vida”, “Si no haces lo que te digo, ya no te quiero”, “Como te ven te tratan”, “Solo el que produce vale”?

   ¿Qué podría motivar a nuestros padres a participar de forma tan entusiasta en la tarea de socavar nuestro espíritu? ¿Qué nos lleva a nosotros mismos a hacerlo con nuestros hijos?

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   Tómate unos minutos para reflexionar profundamente en estas preguntas. 

 

    En efecto, el auto-rechazo y los sentimientos de minusvalía han sido inculcados en nosotros.

   La sociedad tiene un inverosímil método de control que es mantenido por sus propios miembros de generación en generación. La inercia, es decir la tendencia a repetir lo mismo, sustentada por la inconsciencia, perpetúa una educación que mina nuestro amor propio y nos hace sentir inadecuados, deficientes e incompletos. 

   La persona inconsciente está absolutamente convencida de que el discurso social es suyo y más allá de eso, cree que es la única opción. “Nuestros padres,” dice Osho[1], “son meros agentes de la sociedad. A través de ellos somos programados.” Cuando llegamos a la edad de socializar somos ya terreno fértil para la manipulación de los medios, la religión y los líderes políticos. 

   Además de la repetición inconsciente hay un factor que se suma a esta intención de inculcarnos el rechazo por nosotros mismos: el miedo.

   Le tenemos un tremendo miedo a la libertad; propia y ajena. Nos parece aterrador que alguien pueda decidir un día no seguir las normas sociales. El condicionamiento social nos da contención, justo como las reglas claras dan seguridad a los niños, la represión de nuestra propia naturaleza disminuye nuestro miedo a “perder el control.” Es por eso que la recibimos gustosos y gustosos la perpetuamos.

   Le tenemos miedo también a la soledad, es por eso que, para la mayoría, la sumisión es preferible al rechazo. La culpa, que es una de las armas de manipulación más poderosas, es justo eso: el rechazo de la sociedad y en lo religioso, el rechazo de Dios que corresponde a la supuesta perdición eterna de nuestra alma… ni más ni menos. 

 

   ¿Qué es lo que implica esto y qué tiene que ver con un amor extraordinario a ti mismo?

 

  1. No estás solo, la baja autoestima no es la excepción sino la norma. Nuestro sentimiento de minusvalía es el producto de la educación y lo compartimos con el 99% de los humanos de este planeta. Has sido condicionado sistemáticamente a sentirte mal acerca de ti mismo. 

 

  1. Este sentimiento de minusvalía e insatisfacción es lo que sostiene el sistema socioeconómico actual. Lo que nos mueve a trabajar como locos, a gastar en lo que no necesitamos y a acumular, es justo esta ilusión de que estamos incompletos y algo en lo externo llenará ese vacío que sentimos.  Solo una persona que no se tiene en alta estima se somete y obedece ciegamente lo que se le dice, es por eso que hay tanto interés por perpetuar el rechazo de nosotros mismos. 

 

  1.  Esta programación que inició en casa, es reforzada después por la religión y aprovechada y fomentada por la mercadotecnia. Si pones atención te darás cuenta de que el mensaje detrás de toda la publicidad es: “Estás mal, no eres suficiente, estás incompleto, justo como te dijeron tus padres y el sacerdote, sin embargo, mi producto es la solución que por fin te hará sentir bien.”

 

  1. Hay algo en ti que ya no está conforme con el estado de las cosas, que ya está cansado del círculo vicioso del auto-rechazo y clama por una tregua. ¿Qué otra cosa te llevaría a comprar un programa como este sino la consciencia de que no amarte ya no es una opción para ti? 

 

  1. Estamos ya alcanzando un grado de consciencia que nos puede llevar más allá del miedo y la represión de nuestra energía y creatividad, a la libertad de elegir nosotros mismos nuestra situación de vida y a dejar de responder ciegamente a las expectativas sociales. 

 

  1. Amarte y aceptarte es un acto de valentía.  Un acto rebelde y subversivo pues implica retar la inercia social. Es un acto de madurez pues implica rechazar todo lo que te han inculcado en contra de ti. Tener una postura propia en el mundo y enfrentar las consecuencias.

   “Si todos fueran libres esto sería un caos” Me comentan aquellos que prefieren conformarse con lo malo conocidoen lugar de lo bueno por conocer. 

   Erich Fromm habla de dos tipos de libertad: la negativa que es la mera ruptura de las restricciones sociales que, en efecto, puede llegar a ser destructiva y la libertad positiva que incluye un elemento creativo basado en relaciones significativas con los demás.

  El amor por ti es justo ese elemento creativo en la libertad que yo propongo. Una persona que se ama de verdad, invariablemente cuida de sus relaciones porque sabe que en ellas encuentra la verdadera satisfacción. 

   No dudo que el auto-rechazo haya sido por un buen tiempo la única forma de mantener el orden social. Es muy probable que para muchos aún sea la única forma de control. Sin embargo, el hecho de que tanta gente esté interesada en el tema de la autoestima demuestra que hay una necesidad de un cambio. La consciencia nos está llevando a buscar alternativas.

   La libertad de la que hablo en este y todos los talleres virtuales de la serie es la que es consecuencia del aumento de la consciencia. El comportamiento de una persona madura es guiado por la ética, es decir, que incluye en sus decisiones el bienestar de todos los involucrados. El amor propio es el resultado lógico de la consciencia: un signo de madurez.

   En este sentido, experimentar un amor extraordinario por ti (y por todo lo que existe pues tú lo eres todo) no es un proceso de des-aprendizaje. A la sociedad le tomó toda tu infancia programarte y tu vida entera mantenerte programado, si se tratara de convencerte de lo contrario necesitaríamos mucho tiempo. 

 

  “El amor es ver lo que es y actuar en consecuencia.”[2]

 

   Por lo tanto, este es un entrenamiento para aumentar tu capacidad de ver lo que es. Se trata de que seas capaz de ver que no eres la opinión de tus padres, no eres todas las ideas que te fueron inculcadas acerca de ti mismo ni en contra de tu naturaleza. Si logras ver que ese sistema de creencias es un método de control impuesto en ti para manipularte, serás capaz de ver más allá y sentir tu belleza. Serás capaz de ver que tu valía no depende de nada en lo externo, ni de tu apariencia física, tus logros, lo que tienes o a lo que te dedicas. 

   No confundas el amor propio con arrogancia. La prepotencia es una reacción de inseguridad. La persona arrogante tiene que afirmarse de esa manera pues no se siente bien acerca de sí mismo. Compensa su inseguridad e incluso su timidez tratando de asustar y dominar a otros. 

   La persona que se ama es humilde, no en el sentido de hacerse menos ante los demás o someterse, esa es la falsa virtud que promueve el discurso social; sino que reconoce que está al mismo nivel de todo lo que existe. Al mismo nivel. No es ni inferior ni superior a nada. No tiene que probar nada, ni dominar a nadie. Está conforme y en paz consigo mismo; esa actitud es una bendición para él y todos los que le conocen. 

  Podemos concluir entonces que amarse no es un acto egoísta como quisieran hacernos pensar los religiosos. En lugar de eso es un acto ético, es decir que produce un resultado que beneficia a todos los involucrados. 

 

   Hasta ahora le has dado al mundo y compartido en todas tus relaciones una versión disminuida de ti mismo. Viviendo desde un auto-concepto negativo, tus expectativas han sido bajas pues has menospreciando tu verdadero potencial. Y, una vez más, no hablo de éxito o logros. Hablo de mostrar tu belleza, tu alegría, tu creatividad. Lo que le muestras al mundo es la idea que tienes de ti mismo. Esto es, mientras vivas desde el auto-concepto, porque hay un paso más que explicaré a lo largo del taller. 

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[1]www.osho.com

[2]Repetiré una y otra vez esta frase de Jiddu Krishnamurti pues es la base filosófica de esta serie. 

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De venta en Sanborns, Gandhi y librerías de prestigio

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